En este mundo no había nada, ni selva, ni serranías y tampoco nosotros los hombres
habíamos aparecido. Estaba el mundo solo y triste. Entonces,
por mandamiento de Dios
apareció Buinaima. Él buscaba por todos los rincones después que habla pasado el
diluvio y decía: ¿A quién podría preguntar? ¿Con quién podría hablar? Pues yo soy
hombre. Yo soy brujo. Yo soy poderoso. Yo soy el que conoce a Dios. ¿Quién habrá que
me responda? Asi andaba por el mundo... No habla hierba. No había nada. Apenas
estaba mermando el diluvio, enfriándose el agua. Él continuaba andando, escuchando,
preguntando, conversando consigo mismo. A nadie encontraba. Nadie contestaba.
Entonces, apareció una mujer en medio de la playa que se formó al bajar las aguas.
Era una isla seca en medio del mundo. Alli se formó una mujer. Era sapo. Sapo
venenoso. Pero en ese tiempo era gente. Era como sirena. Ella cantaba solita
y ese hombre andaba escuchando, poniendo atención, pero nada oía; ni mosca,
ni zancudo, nada. Ningún animal hablaba. El hombre andaba lleno de tristeza.
A media noche oía cantar a ese sapo (...) Entonces él caminaba y caminaba y caminaba.
Descansaba un rato y luego, otra vez, caminaba y caminaba. y al otro día ella cantaba
nuevamente en medio de la noche. Él seguía acercándose, acercándose.
Llevaba tres
días de camino: día y noche buscando quién cantaba en medio de la noche.
Por fin llegó al lugar donde cantaba esa mujer.(...) El hombre al verla al otro lado del agua
se puso muy contento (...) ba…y dijo: -Yo vine (...) para ver si quieres ser mi compañera,
para ver si me quieres acompañar en este mundo. (...) ¡Ven donde yo estoy! y así
respondió la mujer: -Cómo es que yo, siendo mujer, deba ir a buscarte? Has de ser tú, por
ser hombre, quien debe venir a buscar la mujer. Entonces, Buinaima dijo: -Pero, ¿cómo
voy a pasar? Estás rodeada de agua. y la mujer replicó: -¿Es que no vas a encontrar,
ahí, donde estás, una rama, un bastón, algún resto del mundo destruido? Coge unos
palos-de-corazón, una rama, y golpea con ella el agua. Verás que ha de quedar como un
camino. Así, lo hizo, por ese sendero corrió Buinaima y llegó por fin donde ella esta.
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